Francisco e Inma, un amor para toda la vida.
¿Quién dijo que el primer amor no dura para toda la vida?
En los tiempos que corren, es difícil creerse la idea de que el primer amor dura para toda la vida. Pensamos que eso es algo que solo les pasó a nuestros padres o abuelos, y que hoy en día, este tipo de cosas no suceden.
Pues bien, querido lector, desde aquí afirmamos, más seguros que nunca, que esta idea no es algo primitivo, no es algo del pasado ni cambiante en función de la época que trasciende. Es algo del presente, del aquí y el ahora. Y ¿por qué? Porque se trata de amor, y cuando hablamos de amor, no hace falta decir nada más.
Esto es lo que nos enseñaron Inma y Francisco, quienes, tras conocerse con 16 y 18 años respectivamente en una fiesta en Gines, no se han separado desde entonces.
En 2013, en el restaurante la Mafia, fue donde Francisco decidió dar el paso que cambiaría su vida: pedirle matrimonio a Inma. Se levantó de la silla del restaurante, se arrodilló frente a ella, sacó del bolsillo la cajita que contenía el anillo de pedida (un anillo de oro blanco con puntas de diamante), y le dijo: Inma, no solo quiero pasar 13 años más contigo, sino toda la vida, ¿quieres casarte conmigo?. Inma no podía parar de llorar de la felicidad y, tras decir un Sí cargado de amor y seguridad, comenzaron a preparar, para 2015, lo que sería el día más importante de sus vidas.
Y sucedió. Todos esos planes que habían hecho durante meses y meses se hicieron realidad, y nosotros, como fotografos de boda en Sevilla, estuvimos ahí para inmortalizarlos.
Para el gran día, Inma apostó por un vestido de novia de dos piezas. La primera de ellas, tipo princesa, con cola de tres metros, y muy clásica, fue la que lució en la ceremonia de la iglesia, junto al tradicional y elegante velo de tul que cubría dulce y feliz rostro. La segunda, completamente hecha de tul y mucho más cortita y cómoda, fue la que llevó durante el convite. Ambos diseños fueron realizados por María Benítez Confecciones, íntima amiga de Inma con la que comparte muchos de los momentos más importantes y especiales de su vida, y quien ayudó a la novia a vestirse.
Inma, siguiendo con la tradición, también llevó en su boda algo prestado y algo nuevo. En el caso del objeto prestado, que simboliza la ayuda que la novia siempre podrá esperar de sus familiares y amigos, fueron los pendientes de plata y perla de Tous de su hermana. Por otro lado, la semicorona de flores con algunos toques de color vino (al igual que las damas de honor) que le regalaron una de sus damas de honor y Raquel Ramírez, testigo de su boda, simbolizó lo nuevo, hecho que augura un buen futuro, fortuna y éxito en la vida matrimonial.
El ramo, otro de los protagonistas en este día, era una bola de paniculata, con el mango en color vino y rematado con perlas, obra de la floristería “Antonio Mendoza”, la cual, además, confeccionó un miniramo de paniculata imitando al de la novia para lanzarlo en el convite siguiendo con la tradición, y tres más pequeñitos, que fueron los que Inma regaló a su hermana y sus cuñadas.
La iglesia también fue decorada para la ocasión. El altar, decorado con paniculata y flor de anthurium blancas y margaritas color vino, el pasillo, también adornado con paniculata, y las 14 damas de honor que acompañaron a la novia hasta el altar, hicieron que los sentimientos se quedaran a flor de piel.
Para caminar hacia su futuro, Inma optó por unas sandalias de tacón, en color vino, de la diseñadora “Nuria Cobo”, cortesía de su prima Beatriz López. Y “Márquez Peluqueros”, consiguieron naturalidad y belleza con el maquillaje y el recogido bajo que le realizaron a la novia.
Y por último las alianzas, dos objetos que, a pesar de lo pequeños que son, están cargados de sentimiento y significado. Un significado que, en este caso, se traducía en los 13 años de amor que había vivido esta pareja.
Y es que, el amor verdadero, todo lo puede, y el de esta pareja, sin duda, lo es.
Esperamos que seáis muy felices y te doy las gracias por haberme dejado compartir, como fotografo de bodas en Sevilla, un momento tan especial, único e irrepetible para vosotros.
Chin, chin… ¡Va por vosotros, pareja!