El domingo primero de mayo del 2016 resultó ser muy caluroso. Pero a pesar de esas altas temperaturas la boda de María José y Antonio Miguel fue especial, y por eso hoy queremos compartirla con vosotros ¿ nos acompañáis?

Casarse es una aventura deliciosa, y lo mejor de todo es que cada boda es única y por lo tanto cada ceremonia es diferente, y así debe de ser. En todos los aspectos de nuestra existencia deberíamos abandonar los convencionalismos y los clichés y tratar de potenciar nuestra faceta más creativa para que nuestro “Sí quiero” se convierta en inolvidable.

A pesar de tener todo preparado desde meses antes, siempre ocurre alguna anécdota, siempre acontece algún momento que te sorprende por divertido, por emotivo… Es por eso que el equipo humano de Acuarela Fotógrafos se convierten en casi exploradores, alertas siempre para que no se les escape ninguna de las instantáneas entrañables que tanto los novios como sus invitados guardarán para siempre.

Cuenta Antonio Miguel que el día que conoció a María José durante una convivencia de la Junta Juvenil de la Hermandad de la Soledad se obnubiló con su belleza serena.

Y estamos seguros que esa admiración se hizo aún mayor cuando la contemplaba desde al altar haciendo su particular paseíllo por la Basílica del Santisimo Cristo de la Expiración con su vestido de novia diseño de Franc Sarabia, el cual se convirtió en el centro de todas las miradas, dejando a todos boquiabiertos. Minutos antes de su arribo el novio observaba nervioso su reloj (Hugo Boss) al tiempo que daba pequeños pasos, impaciente y exaltado como niño con zapatos nuevos (Pepe Prieto) esperando la llegada de su futura mujer.

 

Como la cenicienta del cuento María José calzó unos hermosos zapatos de Lodi en piel de plata, afortunadamente ella no los perdió, porque Antonio Miguel ya le había hecho saber que lo suyo era un amor de película. Por eso no tuvo ninguna duda en decirle en el restaurante mairenero Casa Leandra “Yo quiero estar contigo de boda” colocando para siempre, como recita el poeta, la huella blanca de su anillo (Luxenter) en su piel.

 

María José fue la novia perfecta. Llamó la atención su peinado (La Barbería Original), adornado por una hermosa tiara (Cherubina) y complementado por la naturalidad de su maquillaje (Centro de Estética de Esther Luna) , la sencillez de su ramo (Floristería De Flores al Natural) la elegancia de las joyas (Joyería Collado Román) y el perfecto menú nupcial responsabilidad de los profesionales de Catering Dávila en la Hacienda Molinillos convirtieron la boda de María José y Antonio Miguel en una acuarela de detalles difícil de superar.

 

Solo nos queda felicitaros por el éxito de vuestro gran día y desearos que continuéis durante muchos muchos muchos años protagonizando y saboreando cada segundo la aventura deliciosa que es el amor. ¡Nos ha encantado estar ContigodeBoda!

 

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