A veces para ganar, hay que apostar fuerte… y eso hizo Marta, que decidió lanzarse al amor y conocer a Juanfran. Una amiga de ella le dio su Messenger, y a raíz de ahí empezaron a conocerse. Un 24 de junio del 2009, el Mirador del Pantano fue testigo del inicio de una bonita relación ¡que culminó en boda! Os contamos la historia:

Una noche cualquiera, Marta llegó a casa y se encontró una preciosa sorpresa: un camino de pétalos y velas que llegaban al dormitorio de Hugo, el hijo de ambos. Una vez en la habitación, esa preciosa pregunta hecha también con pétalos y velas: ¿Te quieres casar conmigo? ¡¡Fue todo un espectáculo!!

Para que nada fallara en ese momento, Rocío (amiga de Marta) ayudó a Juanfra en todos los detalles. ¡Eterna aliada! Pues más tarde, ella sería también testigo de su boda.

Cada detalle, cuenta…

El 23 de junio se hizo realidad el sueño: ¡se casaban! Fue una ceremonia religiosa, celebrada en la Iglesia Nuestra Señora de Consolación, de Aznalcóllar.

Marta llevaba un precioso vestido de Pronovias, modelo Arlet, con encajes en la parte superior y la espalda semi-descubierta. Lució su maravilloso anillo de pedida, de la firma Pandora, y unos cómodos zapatos de Vertize Gala.

El maquillaje recayó en las manos de Ana, recomendada por muchas personas… ¡la cual acertó de lleno! Un maquillaje sencillo, sofisticado… Y para el peinado, nadie mejor que su peluquera de toda la vida: Peluquería Aroa; quien colocó también el precioso tocado de Pronovias que lució nuestra protagonista.

El ramo de novia fue hecho por su tía Soraya, quien también hizo las agujetas que dieron más tarde en la celebración. Este ramo tuvo dos réplicas exactas metidas en cúpulas, que sirvieron como regalo especial para sus madres. ¡Un precioso detalle!

La Floristería Los Girasoles se encargó de los arreglos florales, donde su dueña Reyes supo plasmar lo que nuestros novios querían. ¡Estaban encantados con el resultado!

¡Una gran celebración!

Después de la ceremonia religiosa, la celebración se dio en la Hacienda Tierra Blanca 1, atendidos por el maravilloso servicio de catering de la propia hacienda. ¡No faltó ni un detalle!

Las invitaciones de boda fueron creadas por Serpentinas y Confeti, diseñadas al gusto de los novios. Las minutas y meseros, por su parte, fueron trabajo de la hacienda.

Juanfran y Marta nos hicieron saber lo felices que estaban con el resultado de nuestro trabajo: “¡reflejaron todos los grandes momentos del día!”, nos comentan.

Aunque en realidad, ¡el placer fue nuestro! Desde Acuarela Fotógrafos estamos muy agradecidos del buen trato que recibimos en este día.

¡Enhorabuena, Juanfran y Marta! Que seáis muy felices.