Arturo y Alvaro de boda en Sanlúcar de Barrameda
Arturo y Álvaro. Álvaro y Arturo. Dos novios especiales, en una boda especial; si no nos creéis, seguid adelante, mirad la selección de fotos que aquí compartimos.
Arturo y Álvaro se conocieron en Las Sirenas, un bar de la Alameda de Hércules, gracias a un amigo común. Al año siguiente, estando ambos en Nueva York se decidieron a dar el paso, justo un año después de conocerse.
Con una declaración de intenciones como ésta, en un sitio como ese, con esta culminación en El Charruado, una hacienda de Sanlúcar de Barrameda, no podía salirnos otra cosa que una boda mágica.
Imaginaos la escena. La pareja, llegando a la hacienda en el precioso coche de caballos que los trajo desde el hotel ABBA Palacio de Arizón. Los invitados, recibiendo a los novios en un enclave tan majestuoso, tan natural, tan abierto, en la hora mágica del atardecer con sus tonos anaranjados… La imagen no puede realzarse aún más. Es imposible. A continuación podéis ver algunas fotos de boda
Los zapatos de Arturo, los cuales podéis ver colgados en la ventana, son obra de Sergio Serrano. Los de Álvaro, obra de Paco Rodríguez. En ambos casos los novios demostraban una elegancia fuera de lo común, calzando semejantes diseños.
Para los trajes… no hay palabras. Para las perchas, ¡tampoco! Trajes de chaqueta negros, confeccionados por Derby; chalecos de seda bordados en gris plata para Arturo y en marfil oro para Álvaro, con tirantes y camisas a medida de Derby. ¡Lo que se dice unos modelazos!
Y ojo, sabemos de lo que hablamos: estuvimos acompañando a ambos desde el mediodía, retratando su día especial.
Mirad a los dos novios, guapos como ellos solos, con una fotógrafa guapa en medio… ¿Qué podía salir, sino una foto guapa? ¡No cabía otra posibilidad! Álvaro, Arturo y Paloma. ¡Guapos!
Tanto la decoración de la ceremonia como los exteriores fueron mimados y preparados por las profesionales de Weddings with Love, unas hermanas expertas. Las ves tímidas, de apariencia distraída, pero trabajan como máquinas. Funcionan de manera sincronizada, sin dejar nada al azar.
Cuando entraron al salón —según nos comenta Arturo, uno de los momentos más especiales del día—, los novios se sintieron como artistas superfamosos, ya que todos los amigos, compañeros y familia les aplaudían como tal.
Aplaudiendo como si de unos artistas superfamosos se tratara (nos comenta Arturo que ese precisamente, fue uno delos momentos especiales del día), así entraron en el salón cuando llegó la hora de la cena. Rodeados de amigos, compañeros y por supuesto de la familia!!